4.17.2009

Hace cuatro años tenía miedo porque se cumplían veinte años del terremoto del ochenta y cinco. Cuando yo ni existía, cuando mi hermano le pedía a dios que no pasara nada. Y según la tradición, esos remezones traicioneros grandes de la tierra (que a la vez es un reclamo) tenían una frecuencia de veinte-veinticinco años. Ya han pasado cosas pero fuera acá. La tierra reclama por todas partes.
Mi ciudad tiene terremotos cada dos años. Sin darse cuenta, el reclamo viene de la mano con el colapso. Y el abandono es evidente. La inestabilidad se sienta un rato, se va el in y pasa el tiempo acompañado de buen tiempo. Otro movimiento que deshace todo.

5.16.2007

No olvidar: la percepción y bla bla bla.

4.16.2007

3

El control es el gran problema.
El control desmedido que ejercemos sobre nosotros mismos.
El control de la situación, del momento y de la vida.
El control como algo inconsciente y no como una elección al momento de.

Dos personas corriendo, felices. El paradero indica luz roja y se ven un par de autos pasar. Los segundos nos favorecen y podemos seguir corriendo aunque el verde no esté de nuestro lado. Uno de los dos, se detiene y el otro corre y sigue sonriendo. Frente a frente con una calle que separa y que contrasta. El que se acordó de la luz roja se autoncontroló, se salvó sin pensar, sólo obedeció. El que cruzó la calle lo hizo porque supo que el momento duraría hasta ahí, las sonrisas y los ojos arrugados. No quiso salvarse, quiso seguir viviendo. Y si los segundos entre un auto y otro no eran suficientes, daba lo mismo. La muerte era feliz con el mejor de los recuerdos.

Las precauciones son necesarias en muchos casos, precauciones conscientes. Si hubiese parado en la luz roja no por indicación de infancia, sino porque yo decido que no quiero tener la posibilidad de morir en ese minuto sería muy distinto. Vuelve la luz verde y sigo corriendo, paré porque quería seguir teniendo de aquellos momentos. Aunque en la otra esquina no decidiera lo mismo y un auto pasara por encima mío.

No te salves, lo dice alguien por ahí. Las palabras nunca están demás y jamás serán ridículas. La verguenza no sirve y el trabajo es grande para vencerla. Los minutos casi ni se tocan y no cuesta tanto hacer que si. No pensar que existan, sino hacerlos existir. Exprimir cada momento y respira profundo. Mirar los colores opacados y recordar que en cualquier momento un edificio se viene encima y se acaba todo. Luego el arrepentimiento, o quizás nada. Lo que hice y lo que no. Lo que debí, lo que nunca debí hacer. Me faltó decir.

Es necesario que corra sangre por nuestras manos para darnos cuenta de como es la cicatrización. Nunca acelerar. Vivir cada segundo del llanto, que el nudo en la garganta no se deshaga y sentir el dolor que se provoca. Para distinguirlo con el aire puro. Masticar, tragar y digerir lo peor. Para por fin aprender.

Salvarse es evitar, y esto, privarse de la experiencia.

4.01.2007

2


Mucha gente se demora en entender lo que algunos entendimos antes, o quizás nos demoramos lo mismo pero simplemente omitimos esta parte del crecimiento (incluso,puede ser que hasta ahora no entendamos nada). Y olvidamos que la demora fue similiar y que también trajo acciones y actitudes que hoy por ningún motivo se piensan como propias en algún momento de nuestros caminos.
Para entender es necesario pensar más allá de leer pedazos de papel, es tomar prestado lo observado, destruir y construir. Creando así el crecimiento y el propio entendimiento de lo que es el mundo., de lo que somos cada uno de nosotros. Es la evolución de uno mismo, analizar por qué hace cuatro años pensaba lo contrario a lo de hoy, o por qué sigo pensando lo mismo pero reaccionado de manera distinta. Por qué hace tres años disfrutabas del rock and roll de las calles, y hoy prefieres no bailar, o hacerlo de otra forma. Las maneras cambian y está bien. El odio y la alegría se pueden manifestar de distintas maneras y podemos estar de acuerdo o no.
La anarquía para todos es distinta, los anarquistas también. Para "todos", la televisión, son los muchachos sin rostro que salen a la luz un par de fechas al año. Para los padres, la perdición. Para muchos, anarquía no es más que definición de diccionario y sus diferentes consignas, asuntos de estética y pronunciar un par de palabras que identifiquen con el "movimiento". Para otros, es el diario vivir.
Los "todos", televisión y la sociedad... crean un concepto y este se fortifica con imágenes. Crece y no cae. Anarquista es símbolo de terrorista, quizás lo mismo que Marxismo. Y la forma de expresar las molestias es creando estereotipos estigmatizados y un concepto inmortal, que según lo escrito anteriormente va pasando de generación en generación, sin posibilidad de cuestionamiento.
Los "muchos", los llamados anarkopunk, mezcla de actitud y estética, el estereotipo identificado hecho realidad. Lo que se lee no se cambia, Consignas eternas que podrían significar lo mismo que el concepto incuestionable planteado lineas más arriba. Foros de discusión, y formas de expresión no aceptada por todos.Muchas veces disfraces, etapas o el concepto para toda la vida. Al choque?.
Los "otros", los que quizás pasaron por los muchos y fueron los que no murieron en el intento de entender. Los que miran hacia atrás y recuerdan escenarios de largas corridas por suelos peligrosos y gritos de impotencia, de compañerismo y de serigrafías en el cuerpo. Lo aprendido no fue olvidado y se aplica día a día. Existen consignas, pero se modifican y más que repetir volvemos al análisis. Cambios en la estructura.
Que lástima tener que encasillar, crear cierta clasificación pero a veces se necesita para ser entendido.
Todos, muchos y otros. Distintos entendimientos de lo mismo, o definitivamente un error de percepción colectivo. Pues aún no sabemos. Lo que si, es que los tres presentan un descontento, unos con otros. Y la forma de expresión es un círculo de odio que no genera el disfrute de la vida en nadie.
Los todos se expresan con represión y malas miradas, la palabra discriminación que le gusta tanto a la gente.
Los muchos, lo hacen en fechas conmemorativas /rock and roll/, en reuniones donde se mueve la misma gente, elite donde las malas miradas se repiten hacian quienes no pertenecen. Los muchos o los otros.
Los otros; difundiendo, puede ser. Otra vez las malas miradas pero hacia los muchos.
Estas malas miradas es más que la imagen, me refiero a la actitud de estar sobre el resto. De mirar en menos al otro por no llevar a cabo el pensamiento de la misma forma en que uno lo hace. Relación de poder, asunto que dentro de los muchos y de los otros debería estar totalmente resuelto. La capacidad de discutir y de entender al otro. De entender que moldear pensamiento es imposible porque es solamente uno mismo quien puede hacerlo. Y es aquí cuando llegamos al concepto de "Cada uno en lo suyo", donde más que simple apatía es no amargar la vida estando pendiente de los demas. No es indiferencia, si me molesta algo de un grupo o persona lo diremos. Lo plantearemos y esperamos que la evolución de las personas lleve a entender. A que las discusiones no tienen reyes ni ganadores. Que son espacios para aprender. Pero que poco sacamos al sol, criticando y pisoteando lo que cada uno hace distinto a nosotros.
Si no comparto actitudes de los muchos, lo diré y plantearé un par de veces, pero no será mi oración diaria. No nos corresponde, y no nos hace bien. Puede sonar a actitud egoísta, pero así es el ser humano. Anarquista, marxista o de derecha. Todo es lo mismo de diferente forma. Y ahí ellos, ahí nosotros. Por ahora, vamos a bailar, a nuestro modo.


3.17.2007

1

De niños nos enseñan a enfrentarnos a distintas situaciones. Desde limpiar los zapatos antes de entrar a una habitación hasta saludar a la gente presente en algún lugar, aunque sean perfectos desconocidos. Los problemas vienen cuando los niños comienzan a darse cuenta de que el control que ellos tienen sobre las situaciones (que antes quisieron manejarlas desde afuera) es mucho mayor del que creían tener hasta hace un rato, ya no es una simple reacción frente a una dificultad cotidiana. De pronto observan que al modificar lo aprendido las situaciones cambian y aunque suene como algo obvio, para un niño se le abre un mundo al cual esperamos no escape jamás.
Lo que llamamos modificación de lo aprendido se reduce a lo que nuestro vocabulario podría indicar como desobediencia, no hacer lo que se debe. Y esto, de acuerdo a la sociedad en la que vivimos, es determinado por un montón de normas transmitidas a través de los años donde no cabe el cuestionamiento.
Ante la desobediencia producida, la reacción de quien quiere "educar" se supone debe ser cierta persuación para que el niño piense dos veces el cuestionamiento natural que está haciendo de la situación que está viviendo. Si la acción siguiente no es la esperada y la desobediencia se observa nuevamente, la reacción siguiente es la que considero como el gran problema. El llamado de atención utilizando la amenaza, provocando miedo y generalmente, la acción inicialmente deseada. Un ejemplo de la vida cotidiana sería que un niño no desea comer, siendo que el plato lleno de comida está frente a sus ojos. Sus razones pueden ser muchas, desde no tener hambre, pasando por el dolor de estómago o porque simplemente le desagrade lo que hay de comer. El intento para que el alimento cumpla su objetivo no funciona y lo más probable es que se recurra a pronunciar palabras de amenaza como " si no te comes la comida te voy a acusar a tu papá/mamá". Eso significa un posible castigo, materializado quizás en la prohibición de alguna actividad del gusto del niño. Y al ser esta la forma en se obtiene el comportamiento esperado, pasa a ser el recurso más utilizado y se transforma en la única manera de hacer funcionar a la persona como se desea, creando a la vez la base de una relación de poder y estableciendo las armas que disparan el temor a ser como se quiere ser. Así, se crean parámetros de comportamiento que en muchos casos pueden permanecer intactos para toda la vida sin ningún cuestionamiento.
Las personas crecemos y vivimos con miedo. En el trabajo, el estudio, en las relaciones interpersonales. En la vida. En el mundo. Miedo a ser infelices (siguiendo la idea de felicidad indicada desde niños por nuestros padres y a ellos por los suyos). Y lo que no se cuestiona es la idea de felicidad que tiene cada uno, que sin duda, es siempre distinta. Y tampoco es siempre el fin de nosotros.